http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/luche-no-solo-por-mi-hija-y-su-companero-sino-por-todos-nuestros-hijos-10198.html
Integraba Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
“Luché
no sólo por mi hija y su compañero, sino por todos nuestros hijos”
Lo
dijo Aurora Zucco de Bellocchio en 2011, cuando la Legislatura porteña la
galardonó como “personalidad destacada” de los derechos humanos. Se refería a
su hija Irene Bellocchio, detenida–desaparecida en 1977 junto a su pareja
Rolando Pisoni. Aurora crio al hijo de ambos, Carlos “Charly Pisoni”, actual
funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos. Hoy murió a los 93 años. La
historia y el perfil de una luchadora que nunca bajó los brazos.
Por: Infojus
Noticias
“Aurora no sólo dedicó el resto de su vida a
la búsqueda del paradero de su hija Irene y de su yerno Rolando Pisoni, sino
que fue una férrea luchadora en la defensa de los derechos humanos y, no
obstante tanto esfuerzo y dedicación a esa causa, completó su vida con la
hermosa tarea de criar a su nieto Carlos”, dice el comunicado que
difundió Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, después de que
trascendiera la noticia de la muerte de Aurora Zucco de Bellocchio, madre de
Irene y abuela de Carlos “Charly” Pisoni, el subsecretario de Promoción de
Derechos Humanos de la Nación.
Hija de un italiano que
había emigrado a principios de siglo, con una vocación frustrada de dibujante o
pintora, Aurora vio, a lo largo de sus 93 años de vida, casi todas las cosas
buenas y malas: “He visto caer gobiernos, he visto matar gente, he vivido desde
la época del derrocamiento de Yrigoyen. Viví todos los golpes de Estado;
algunos momentos felices o importantes, pero este país está signado por la
muerte y por el odio”, dijo en un largo testimonio en primera persona que dio
para para el Programa Educación y Memoria, cuando visitó la Escuela Nº 2 y la
Escuela Nº 3 de la ciudad de Buenos Aires.
Su esposo, Piri, era
director de una orquesta de jazz, y viajaba a menudo. Pero no les impidió tener
una prole numerosa. Luis, Julio, Marcelo, Irene, Daniel, Eduardo —que murió
siendo un bebé—, Fernando y Cecilia. Irene era la cuarta, nacida el 30 de mayo
de 1952, la primera mujer.
Para recordar a Irene, a
Aurora le gustaba apelar a un lugar común: “Siempre pienso que ella fue la
alegría en nuestra casa. Irene era preciosa, era muy juguetona, muy rápida, muy
inquieta. Era muy buena con sus hermanos y sus hermanos eran muy buenos con
ella. Además era muy divertida. Sabía bailar y cantar, tenía una muy bonita
voz”.
Irene había heredado de su
padre el don de sentir la música, y solía escuchar los discos de jazz. Aurora
contó que la asaltaban amores muy profundos y repentinos, pero también que
rápidamente caía en el desamor. No pasó con Rolando Pisoni, el más importante.
“En 1976 Irene estuvo viviendo en distintos lugares hasta que finalmente
consiguió un departamento donde vivían dos estudiantes. Yo me encontraba con
ella en la calle, o en una galería o en una confitería. Un día nos encontramos
con Irene y con Roly Pisoni –su nueva pareja– y me dice que estaba embarazada.
¡Se la veía tan contenta! Nunca imaginamos que pasaría lo que luego sucedió”,
contó Aurora.
El 29 de junio de 1977
nació Carlitos, hijo de Irene y Roly. El 5 de agosto, un grupo de tareas
secuestró a Irene y a Roly y dejó al niño en manos de una vecina. En los 36
días que pasaron juntos, Aurora vio a su hija por última vez. “La última vez
que vi a mi hija fue el 21 de julio en la casa de mi hermana. Ella estaba feliz
con su bebé. Ese día pensé que pasaría mucho tiempo hasta que volviera a ver al
bebé. Sin embargo, a Carlitos lo vi, pero a ella nunca más”.
Tuvieron que pasar diez
años para saber algo de ella. “Un sobreviviente me buscó y me contó que había
conocido a mi hija en el Centro Clandestino de Detención conocido como ‘Club
Atlético’ y me contó el diálogo con ella: “Estoy tranquila porque sabemos que
mamá tiene al nene”. Para entonces, Aurora ya militaba en Madres, como antes lo
había hecho Irene en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP).
Aurora aprendió desde que
su nieto era muy niño a lidiar con las preguntas incómodas que generaba la
ausencia. Charly tenía cuatro años y preguntó.
—¿Dónde están mi mamá y mi
papá?
—Los estamos buscando.
—¿Dónde venden disfraces
de militares malos? —insistió su nieto—porque me puedo meter entre ellos, sacar
a mi mamá y mi papá y cortarlos a ellos en pedacitos.
Aurora contó esa anécdota
hace seis meses cuando se presentó el libro "Las viejas", 29 relatos
de Madres de Playa de Mayo, y subrayó la decisión que había tomado para
enfrentar las incertidumbres de su nieto: contarle siempre la verdad. En
noviembre de 2011, fue reconocida como Personalidad Destacada en el ámbito de
los Derechos Humanos por la Legislatura porteña.
Ese día dijo: “Siento el
agradecimiento y la emoción de saber que me quieren mucho. Nunca esperé esto.
Luché con todas las Madres, no sólo por mi hija y por su compañero, sino por
todos nuestros hijos y por la búsqueda del juicio y castigo a los asesinos que
torturaron. Quiero extender este reconocimiento a todas las madres que ya no
están y que no pudieron vivir la esperanza que significa para nosotras la
condena a los asesinos. Además quiero agradecer la lucha de HIJOS y a mi nieto
Carlitos. Ese nieto me dio vida y fue por él que nunca me desesperé".
En 2009, Aurora publicó su
autobiografía: “Pelear la vida”. Ahí dijo: “Tuve caídas espaciadas y otras en
seguidilla. De todas ellas, conseguí levantarme. Tampoco me caí con la
desaparición de Irene. Al igual que el resto de las Madres, tuve capacidad de
transformar el dolor en voluntad de pelear. Pero, mirando el recorrido, pienso
que la capacidad para no caerme surgió también de otras condiciones, menos
precisas, que tienen que ver con mi personalidad, algunas de las cuales ya
estaban presentes en ella y otras que tuve que ir construyendo.”
Ante la desaparición de
Irene, no se resignó. “El fin de la resignación implicó transformarse de madre
abnegada de 7 hijos en Madre de Plaza de Mayo: a darme cuenta de que lo que me
pasó a mí formaba parte de una realidad de muchos, de una realidad social, política,
económica y que mi respuesta a esa realidad individual no podía hacerse desde
mi condición de madre, sino de Madre de Plaza de Mayo. Todo este proceso fue
liberador en un sentido, pero muy doloroso. Por el dolor de la desaparición de
Irene, por el dolor de las rupturas. Pero también permitió, en un plano
personal, que pueda pararme desde otro lugar. Y en un plano social, aportar un
pequeño granito de arena a la lucha por la verdad y la justicia.”
Charly creció bajo su
cobijo y desde joven se decidió a seguir la huella que había abierto su abuela:
en marzo de 1996, mientras estaba de visita en lo de sus tíos, que habían
tenido que exiliarse en Costa Rica, vio la marcha multitudinaria en Argentina,
al cumplirse veinte años del golpe de Estado. Era una marea humana
incontenible. Una chica de H.I.J.O.S. era entrevistada en la pantalla de
televisión. “Expresaba exactamente todo lo que yo pensaba. Entonces me digo:
‘Yo tengo que estar ahí’. Cuando llegué a la Argentina, fui directamente a la
agrupación y no me fui nunca más”, contó Pisoni en un reportaje.
El subsecretario de
Promoción de Derechos Humanos de la Nación hizo el anuncio esta tarde, a las
17:03, en su cuenta de Twitter: “Con profundo dolor les cuento que hoy falleció
mi abuela y Madre de Plaza de Mayo Aurora Zucco de Bellocchio”. Su velatorio
será desde las 20.30 en el Auditorio de la Secretaría de Derechos Humanos de la
Nación, en 25 de Mayo N° 552. Mañana la llevarán a las 11 al Cementerio de la
Chacarita.
¡¡AURORA SIEMPRE ESTARÁS PRESENTE!!
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