Compartimos la nota del acto realizado en el Sitio de Memoria "Club Atlético" el pasado 27 de mayo. Con esta jornada recordamos uno de los tantos "traslados" realizados durante el funcionamiento del Centro Clandestino y a lxs compañerxs que allí fueron desaparecidxs.
Agradecemos inmensamente a lxs compañerxs de la Agencia de Noticias Ciencias de la Comunicación de la UBA (ANccom) por la cobertura.
Un día
con memoria y justicia
Mientras se conocía
la sentencia a los represores responsables del Plan Cóndor, se realizaba un
homenaje a los detenidos desaparecidos del CCD Club Atlético.
Escrito por Azul
Tejada // Fotos de: Julia Otero
Las
antorchas de la silueta que recuerda a los más de 1500 detenidos-desaparecidos
que pasaron por “Club Atlético” en la dictadura militar fueron encendidas el
pasado viernes, en un acto homenaje por el traslado masivo que tuvo lugar ese
mismo día hace 39 años, fecha que pudo ser precisada gracias al testimonio de
Daniel Mercogliano, ex detenido de ese centro clandestino. “Yo quiero hablar
sobre el compañero Alberto Tomás Aguirre, un muchacho de 27 años, casado,
albañil, correntino, militante de la Juventud Peronista, con tres hijos. Fue mi
compañero de celda. Él fue secuestrado el día 22 y yo el día 19”, inició el
relato Mercogliano. Y continuó, pese al temblor en su voz: “El 27 de mayo por
la mañana nombraron celda por celda a cada uno de los que iban a ser
trasladados en ese momento. Lo llamaron a mi compañero y yo en ese momento me
alegré y hasta lo envidié. Fueron puestos en una fila, tomados todos por los
hombros, y en trencito fueron llevados hasta un pasillo interno. Los represores
les dijeron que iban a ser trasladados a una granja de recuperación en el sur y
que iban a ser transportados en avión. Y que, para evitar inconvenientes, les
iban a dar un tranquilizante. Alcanzaron una guitarra, pusieron música, y los
obligaron a cantar y a bailar. Al poco tiempo el bullicio fue desapareciendo. Y
no se escuchó más nada”.
El
“Club Atlético” funcionó como centro de detención, tortura y exterminio entre
febrero y diciembre de 1977 en el sótano
de la sede del Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División
Administrativa de la Policía Federal, un edificio de tres pisos ubicado en
Paseo Colón, entre San Juan y Cochabamba. A finales de 1978 fue demolido para
la construcción de la Autopista 25 de Mayo. Los detenidos-desaparecidos que aún
seguían allí fueron trasladados a “El Banco”, otro centro situado en Camino de
Cintura y Autopista Ricchieri, y luego a “Olimpo”, en Floresta. El 20 de
septiembre de este año comenzará la tercera etapa del juicio a ese circuito
represivo: Atlético-Banco-Olimpo.
Gracias
al reconocimiento que hicieron los sobrevivientes de su lugar de cautiverio, y
al acompañamiento de sus familiares y de organizaciones de derechos humanos, a
partir de 2002 el Gobierno de la Ciudad inició las obras de excavación y
rescate arqueológico. “Seguimos trabajando todos los días para encontrar más
certezas y verdades. Aún queda mucho que descubrir del Atlético, con más del 90
por ciento de su superficie aún sin excavar. La recuperación de la arquitectura
y los objetos que acá se hallaban enterrados sirven como prueba en los juicios
a los delitos de lesa humanidad que se llevan adelante”, dijo la arqueóloga
Laura Duguine.
El
acto homenaje fue organizado por la Comisión de Trabajo y Consenso del Atlético
y por el Espacio para la Memoria de este ex centro clandestino. Osvaldo Barros,
ex detenido, explicó: “Los traslados hacia una granja en el sur fue el
eufemismo utilizado para no tener oposición entre los secuestrados. Así
sentíamos irse a los compañeros entre risas, llantos y el ruido de los
grilletes”. Respecto a la conmemoración, Susana Mitre, del Área de Transmisión
de la Memoria, dijo: “Este acto es muy particular porque es la primera vez que
hacemos un homenaje a un traslado. Cada uno de los aspectos que vamos
conociendo va saldando un trauma vivido en nuestra sociedad, que fue nada más y
nada menos que un genocidio. Ese es el valor que tiene, la reparación personal
de los individuos, pero también una reparación social”. Para Daniel
Mercogliano, dar el testimonio que permitió conocer la fecha exacta del suceso
es una manera de luchar contra el olvido: “Las mil doscientas o mil quinientas
personas que han muerto acá no pueden ser olvidadas, para que la historia no se
repita, para que queden vestigios de ellos de su paso por la tierra”, dijo.
“¿Por
qué hablar de un traslado en particular cuando hubo más de una docena en
general? ¿Por qué mencionar a un secuestrado cuando hubo más de mil?”, preguntó
Laura Duguine refiriéndose al Atlético. Y respondió: “Lo que sabemos sobre el
terrorismo de Estado es mucho menos de lo que aún desconocemos. Armamos y
reconstruimos el pasado como si este fuese un gran rompecabezas al que le vamos
sumando piezas, pero aún nos faltan muchas. No sabemos el total de los
traslados, las fechas en que acontecieron, y el total de la identidad de sus
víctimas, pero sí sabemos que un día como hoy hace 39 años hubo un traslado masivo
en el que junto a muchos otros estaba Alberto Tomas Aguirre. Esa es una pieza
del rompecabezas que sí tenemos”.
Y
son esos “pedazos de historia” los que permiten ir aportando pruebas a los
juicios que a partir de 2003 vienen llevándose a cabo. Respecto al contexto
actual del país, el ex-detenido Osvaldo Barros enfatizó: “Hoy, que corren
peligro los avances logrados en la lucha contra la impunidad, que se pretende
el olvido y la reconciliación, redoblamos nuestros reclamos de justicia por
nuestros compañeros, saber su destino, dónde están, quiénes fueron los
responsables. Exigimos la continuidad de los juicios. Seguimos reclamando
reclusión perpetua, en cárcel común y efectiva, para todos los genocidas.
Seguimos gritando: no habrá olvido, no habrá perdón, no habrá reconciliación”.
Sentencia Plan
Cóndor
Este
viernes 27 de mayo, mientras Daniel Mercogliano se preparaba para detallar el
traslado que había tenido lugar en el sótano de Paseo Colón años atrás, una
sala llena en Comodoro Py escuchaba la sentencia del Tribunal Oral Federal N° 1
de la Capital por el “Plan Cóndor” y por el segundo tramo de la causa
“Automotores Orletti”, en las que se investigan los crímenes de lesa humanidad
durante la última dictadura. Si bien en total eran 32 los acusados en un
inicio, solo se juzgó a 17 ex militares, 16 argentinos y 1 uruguayo, debido a
que algunos murieron –entre ellos Jorge Rafael Videla– y otros fueron separados
del juicio por razones de salud.
El
tribunal integrado por los jueces Oscar Ricardo Amirante, Adrián Federico
Grünberg, Pablo Gustavo Laufer y Ricardo Ángel Basílico (juez sustituto),
estableció para Santiago Riveros, Manuel Cordero Piacentini y Miguel Ángel
Furci 25 años de prisión. Además, fijó para Reynaldo Bignone, el último
presidente de facto, 20 años de cárcel. Juan Avelino Rodríguez y Carlos Tragant
fueron absueltos, y el resto fue condenado a penas que varían entre 8 y 20 años
de prisión. Los fundamentos de la sentencia serán dados a conocer el próximo 9
de agosto.
Una
de las particularidades de este juicio fue que se probaron no solo los crímenes
de lesa humanidad, sino la asociación ilícita entre las dictaduras de
Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Brasil –con conocimiento y
control de Estados Unidos– para reprimir y eliminar a aquellos que consideraron
“peligrosos”. Entre los escritos que sirvieron de prueba judicial –documentos
desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos, el “Archivo del
terror” de Paraguay, y algunos expedientes de la inteligencia militar de
Argentina y Chile, entre otros– fue hallada el acta de fundación del Plan
Cóndor, fechada el 28 de noviembre de 1975 en Santiago de Chile. El Plan Cóndor
consistió, en una primera etapa, en la creación de una base de datos sobre los
posibles enemigos políticos; una segunda fase consistió en pasar a la acción,
identificando y eliminando a estos opositores a nivel regional; y una tercera,
fuera de la región, para encontrar y asesinar a aquellos que consideraban
“peligrosos” y que se hallaban en otros países.
Antorchas por la
Memoria
Con
las antorchas de la silueta del Atlético aún prendidas y la conmoción por el
acto recién finalizado, Daniel Mercogliano habló sobre la coincidencia de
fechas del aniversario el traslado y la sentencia del Plan Cóndor: “Hay algo
que es cierto: esto no puede ser nunca más. Por nosotros no puede ser nunca
más. Pero también me indigna que si bien los represores han sido unos grandes
hijos de puta, y son responsables de todo lo que pasó, hoy sean los únicos que
están en el banquillo de los acusados. Los que realmente se beneficiaron de
todo esto no dan la cara. No puede haber más un hijo de puta que disponga de
otro, en ningún sentido”.
Actualizado
31/05/2016
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